Tu antídoto —Del dolor del pasado al poder personal en tu presente— Sana tus ex-relaciones con el arquetipo del poder.
¿Te has preguntado cómo se forjó tu criterio para elegir a tus parejas, a todas las que sea que hayas elegido a través de tu vida? De hecho no importa si ha sido sólo una o que ostentes el récord a nivel y escala planetaria. Hablo de ese resultado aparentemente final con el que vas por la vida con respecto a cómo eres como pareja y el tipo de pareja con el que conectas. Los seres humanos nacemos y no teníamos incluido ese criterio. Nacimos sin saber acerca de nada, mucho menos de elegir una pareja.
¿Cómo se definió tu criterio para ser y elegir pareja? Lo que sabemos al momento es que cualquier individuo forja su criterio en los primeros años de vida. Muchas lecturas podrás encontrar donde coinciden que este se forja desde que se nace hasta los primeros siete años; sin embargo, esto no significa que este criterio no pueda evolucionar, lo que significa es que la personalidad se ha forjado, existe con un constructo gracias a él pero este es apenas un criterio base, un criterio que apenas ha dado su primer paso en su forja y constructo; es como si habláramos de un humano que por ser niño ya no puede ser adulto o que un boceto no pueda llegar a ser una verdadera obra de arte. Somos el boceto de la obra de arte que estamos destinados a ser.
Este llamado aquí criterio base y el ego, son parte de la personalidad, que tiene ya una forma y manera de funcionar ante la vida. El individuo ahora ha desarrollado las herramientas necesarias que de manera natural pide la vida. Los mecanismos de auto percepción, defensa, ataque, empatía, compasión y toda la gama de expresión humana ahora tienen una estructura definida con la que pueda operar y que, de hecho, opera. Así es como está operando mi personalidad incluso en este momento que escribo este libro y en ti también que me otorgas tu tiempo al pasear tus bellos ojos por esta obra.
El ego es la fuerza motora y/o herramienta de la personalidad y esta se forjó con ese criterio base del que hablamos. Ahí se encuentra todo lo que hoy día un individuo expresa ser en su vida. Este es el punto al que voy cuando te digo que no debemos casarnos con nuestra personalidad del momento, podemos evolucionar desde el perdonar de raíz, sanar desde el corazón y amar desde el alma. Te aseguro que el proceso será muy bello, tan bello como sanador y te preparo para que sepas que toda sanación debe sí o sí, enfrentar su respectivo dolor para su eventual trascendencia y así, lograr la sanación que nos lleva a un estado de consciencia más elevado. Los elementos que aportan a este forjar el criterio que es parte de la personalidad, son el entorno y la genética donde ahora se sabe que tiene mucho más peso el entorno que la genética. Ahora sabemos que nuestros hábitos pesan más que nuestros genes; esto hace eco en todo cuanto somos y expresamos, y, en el contexto de esta obra que tienes en tus bellas y trabajadoras manos podemos afirmar lo siguiente: “No es nuestra capacidad o incapacidad para amar sino, el patrón que repetimos”. Hablamos de la grabación en nuestro subconsciente donde nos estancamos y pareciera que el amor sólo es una fantasía destinada a no ser realidad dado que tropezamos insistentemente con la misma piedra, como se suele decir. ¿Porqué coincidimos con las mismas estructuras en el tema de las relaciones de pareja una y otra vez? ¿Qué hace la diferencia al leer un libro que pretenda ayudarnos a sanar, perdona y amar y que sí lo logre a no lograrlo? Y ya que reconozco que este es un libro más que se puede leer sin llegar a nada, quiero que por favor me pongas mucha atención a la respuesta que te quiero compartir. La respuesta es: Que nos quedamos en la misma auto percepción. Por que insistimos en leer y no actuar. Insistimos en llenarnos de información que puede ser muy valiosa pero al no actuar en concordancia con lo leído (que no es lo mismo que aprendido y mucho menos experimentado en carne propia) dicho valor nunca se activa; se queda latente y nada más.